Como niña católica de familia humilde del norte de Inglaterra, Hilary Mantel creció en un entorno austero y riguroso que, lejos de limitarla, alimentó una imaginación exuberante que le hizo creer que las hazañas más extraordinarias estaban al alcance de su mano; entre ellas, convertirse en caballero andante a los cuatro años.
Estas fascinantes memorias son un intento por parte de la autora de recuperar a esa niña que fue, y de hacerlo antes de que otros comiencen a contar su historia por ella. Son el relato de su difícil infancia y de su adolescencia, momento en el que empezó a sufrir los síntomas de una enfermedad que, ya de adulta, le causaría un gran dolor y le arrebataría la posibilidad de ser madre.
Aunque sería ese mismo dolor el que, más adelante, la abocaría a la escritura como manera de rescatarse a sí misma. Mantel, quizá más conocida por su galardonada trilogía de Thomas Cromwell, escribe con un finísimo oído y una inteligencia furiosa mientras resucita fantasmas de una vida que «tiemblan entre las líneas».
Hilary Mantel tuvo una infancia dura y una grave enfermedad, pero sus memorias no dan sosiego. Escaldan. Este es el Libro de Job sin la deidad decidida, sino con las sombrías contingencias del período, lugar, clase social y género que le tocó vivir… si no fuera su propia vida la que explica, esta oscura historia de extrañas consecuencias podría haber sido escrita por la misma Mantel. Es la novelista de la inquietud, experta en desatar el terror que acecha dentro de lo mundano. —The New York Times
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